El equipamiento de serie ofrece lo indispensable (ver recuadro) con faltantes como sensores de estacionamiento/lluvia y navegador disponibles en algunos de sus rivales. En el aspecto terminación y calidad de materiales proliferan los plásticos rígidos pero no se notaron problemas de ajustes defectuosos o proclives a producir “grillos” prematuros. La seguridad corre por cuenta de dos airbags frontales, ABS y ganchos Isofix. El ESP no está disponible y las ópticas delanteras cuentan con lámparas halógenas.

La posición de manejo es adecuada para cualquier conductor. La butaca, de sujeción mejorable, regula en altura –ídem la del acompañante– y la columna de dirección cuenta con doble reglaje del volante multifunción. Todo está a mano y bien identificado. En cuanto a la insonorización, mostró dos puntos flacos: la rumorosidad del motor se hace presente a más 120 km/h y en asfaltos parejos existe un zumbido leve proveniente de la rodadura, situación en la que los neumáticos pueden ser responsables.

Las suspensiones se muestran balanceadas. Copian y asimilan con firmeza las irregularidades de superficie y se comporta dignamente en ruta en cualquier tipo de curvas, con inclinaciones no exageradas de la carrocería y buena tracción en todo tipo de terrenos. La climatización es automática de una sola vía y el instrumental es del estilo VW, de lectura inmediata, pero la temperatura del motor solo se informa desde el ordenador, en tanto la pantalla central, si bien no es táctil, es de fácil comprensión en las distintas funciones.

Conducir el nuevo Polo no será una experiencia inolvidable pero sí positiva. No se le detectan vicios o conductas molestas, se comporta de manera franca, frontal. Tanto en ciudad como en ruta se muestra tal cual es, un auto familiar que está dispuesto a enfrentar a sus rivales del segmento B+ o C-.

Circulando en ruta, aun a altas velocidades se mostró estable en cuanto a tenida direccional aunque algo sensible a vientos laterales o cruzados debido al ancho justo de sus trochas. Dobla con soltura encarando zonas sinuosas respetando las órdenes que se le imparten desde la dirección. El selector de caja, si bien no tiene un recorrido corto, es muy preciso, y las relaciones son las justas para aprovechar la potencia del motor en todo momento ya que posee un buen torque. El corte recién se produce a las 6.500 vueltas entre cambios.