Por otra parte, el habitáculo también evolucionó hacia un entorno menos austero y más funcional. La butaca es muy cómoda (con regulación eléctrica y ajuste lumbar) y vuelve placenteros los periplos prolongados, aunque contradictoriamente la posición de manejo tiene algunas zonas grises, como que aun en su punto más bajo el conductor queda elevado, y el volante no regula en profundidad, mientras que la dirección posee una asistencia algo pesada a bajas velocidades.

En general, el nivel de calidad de materiales es bueno, encontramos algunos detalles de terminación, pero aunque no parezca se trata de un vehículo utilitario por lo que le perdonamos algunas asperezas.

En cuanto a equipamiento de confort, se destacan elementos como pantalla de cinco pulgadas, cámara de reversa, llave inteligente, botón de encendido y climatizador bizona de buen funcionamiento en días de hasta 40 grados, según la radio, ya que la computadora de a bordo no tiene indicador de temperatura exterior. Entre los faltantes que podemos nombrar está el navegador (que podría sumar más adelante), cierre centralizado en movimiento y levantacristales de un toque (solo lo tiene el del conductor). En el rubro seguridad se contenta con incorporar control de estabilidad y dispone de doble airbag, antiniebla delantero y las distancias de frenado fueron extensas. Por su precio y posicionamiento podría tener alguna bolsa de aire más, antiniebla trasero y ganchos Isofix. Aunque hay que destacar que la variante europea (conocida como Navara) obtuvo cuatro estrellas (de cinco posibles) en las pruebas de choques de la Euro NCAP, la entidad que se encarga de evaluar la seguridad de los modelos en el Viejo Continente.

Nissan dotó a la nueva Frontier con un motor diésel de 2,3 litros que eroga 190 CV (antes 172 CV) y un torque de 45,9 kgm entre las 1.500 y 2.500 rpm. Según la marca, este propulsor es un 9 por ciento más eficiente en consumo que la versión anterior, y al menos nuestras cifras ratificaron una baja con relación al último test realizado (at 237).

Es un motor enérgico que siempre entrega potencia, ya sea en un sobrepaso en ruta o en una trepada en un médano, y cuando se lo exige se lo siente bufar, en una sensación que es agradable en una pick-up, aunque podría resultar un poco perturbadora para alguien acostumbrado a vehículos con mejores aislamientos.

En este caso se asocia a una caja automática de siete marchas con algún patinamiento en su accionar, pero nada grave, y en ciudad se siente el cambio de marcha con algún tironcito. Ofrece modo secuencial, que retiene el cambio en todo momento, ideal para momentos de off road. Las siete relaciones le permiten viajar relajado; en ruta, por ejemplo, a 130 reales va a 2.500 rpm en séptima.

Por otra parte, una de las mejoras más notorias es el confort de marcha logrado especialmente por la suspensión trasera multi-link con eje rígido, con lo que alcanza una mayor estabilidad sin sacrificar, según la marca, capacidades de carga. Gracias a este esquema se reducen las vibraciones y absorbe muy bien irregularidades, mejorando la comodidad en ciudad o caminos disparejos.

También se optimizó el chasis, que es de alta resistencia y más liviano que antes. Está fabricado en una sola pieza de acero reforzado para incrementar su durabilidad (cuatro veces más que antes) y se lo nota firme al tomar curvas de alta velocidad.

A la hora de bajar del camino, Nissan pone en funcionamiento sus más de ochenta años de experiencia. Dispone de un sistema de tracción que permite, a través de una perilla, seleccionar modo simple (trasera), 4×4 alta y 4×4 baja. A esto le agrega el asistente de partida en subidas (HSA) que detiene el vehículo unos segundos para iniciar la marcha sin el riesgo de que se vaya para atrás, el control de descenso de pendientes (HDC) que controla la velocidad en una bajada, y bloqueo de diferencial trasero para cuando la situación se complique.

Además, se mejoraron las capacidades todoterreno gracias a sus nuevos ángulos de ataque (33°), de salida (27.9°) y ventral (25.2°), a un despeje de 254 mm, a que sus bajos están protegidos y a que los ingenieros tuvieron especial atención en que todos los componentes del tren motriz estén por encima del chasis para protegerlos. Esta última mejora se realizó específicamente para América Latina.

El resultado de todas estas mejoras es la dualidad de un producto fuerte y duradero para el trabajo, pero dócil y cómodo para el uso diario.