En la dotación de confort se puede anotar como faltante el techo solar, pero cuenta con luces delanteras y traseras de LED, sistema interface compatible con Android Auto y Apple Car Play, carga inductiva para celulares, y paquete estético exterior con alerón trasero como lo más destacable.

En cuanto a seguridad, dispone de ayudas electrónicas de tracción y estabilidad, seis airbags, sensores de estacionamiento y cámara trasera, además de tren de rodaje dinámico.

El baúl tiene una capacidad de carga de 335 litros, en tanto el diseño interior es agradable y la plancha muestra una inclinación del sector central hacia el conductor que mejora la visión de comandos y de la pantalla del ordenador. En general, el nuevo A1 transmite una correcta percepción de calidad, aunque algunos plásticos, en especial los de la contrapuerta, merecerían un mejor tratamiento.

Por tratarse de la versión más potente de cuatro cilindros 1.5 litros con turbo que entrega 150 CV (comparte motor con el VW Golf), las suspensiones se muestran algo más firmes para de esa manera favorecer el comportamiento dinámico. Por esa razón se decidió dotarlo de neumáticos en medidas 215/45 sobre llantas de 17 pulgadas como opcional. Esta combinación penaliza levemente el confort de marcha en ciudad, lo que se manifiesta en superficies irregulares así como en empedrados desparejos.

En cuanto al despeje, no se mostró conflictivo, pero igualmente se deben superar con delicadeza las lomadas y cunetas urbanas. Las butacas de esta versión son bien deportivas, con impecable sujeción lateral de asiento y respaldo con amplia regulación manual en altura. Lo mismo vale para el volante de agradable tacto con reglaje doble y levas de cambio de la caja automática de siete marchas con función Sport y Manual. Las plazas traseras son adecuadas para aquellos que superen el metro-ochenta, siempre y cuando el conductor y acompañante sean solidarios con los pasajeros que viajan a sus espaldas.

En el tránsito urbano el consumo baja considerablemente, logrando registros inferiores respecto de muchos de sus competidores. En este aspecto, el A1 se mostró austero también en circulación rutera, con 5,3 litros a 100 km/h en D7 y 6,8 a 130 km/h con un promedio de 8,8 en ciudad. La autonomía podría mejorar con un tanque de mayor capacidad que los 40 litros de los que dispone.

En cuanto a procesos de aceleración, el A1 se mostró ágil y con buenos registros. En modo Sport llega a los 100 km en solo 8,2 segundos y cubre el kilómetro en 28,9. También fue eficiente a la hora de las pruebas de frenado, en las que necesitó 37 metros para detenerse a 100 km/h (distancia no habitual en el segmento) con un ABS sin titubeos y manteniendo la línea de marcha en todo momento.

Si bien el A1 es un auto “bipolar” que se comporta de forma eficiente tanto en ciudad como en ruta, es en este último escenario donde manifiesta su tendencia deportiva en cuanto a comportamiento. Su trocha y una mayor distancia entre ejes lo hacen más estable a altas velocidades, encarando curvas de todo tipo con total franqueza, sin vicios ni necesidad de correcciones de trayectoria.

No se muestra subvirante, salvo en curvas muy lentas, cuando se atacan a velocidades cercanas al límite, momento en el que es necesario darle un último golpe de volante para que el tren delantero –de contundente tracción con el ESP desconectado– no busque el sector externo y así acomodar la trompa. La insonorización es otro aspecto a destacar, ya que no se detectaron silbidos eólicos, aun con vientos laterales de cierta intensidad. Sintetizando, existe una lograda armonía para la conducción entre el sistema de dirección de asistencia progresiva, el mando de la caja y la velocidad con que conecta los cambios de marcha, incluso en los rebajes pero preservando el motor y la transmisión. Recién cuando la aguja baja de las 4.000 vueltas se logra el cometido.